
Esta vez es el Westone Quantum: un headless japonés ochentero, molón y con un sonido potente, marca de la casa.








La historia viene de hace unos meses. Lo bajos headless nunca me habían llamado la atención. Tenía la idea de que, salvo los carísimos Steinberg o Status, los headless eran bajos como de juguete. A nivel estético, ni fu ni fa. Me gustan los bajos tochos, pesados y con formas clásicas (el Peavey T-40 es el 10 para mí); por eso estos bajitos livianos y decapitados no me molaban. Lo malo es que por mi avanzada edad, empiezo ya a notar los primeros síntomas de problemas en la espalda. Sospecho que mis días con bajos/viga colgado en mi chepa están a punto de acabar. Por eso me decidí a probar el tema headless. Encontré un Cort coreano muy majete a buen precio y lo pillé sin demasiado entusiasmo.

Mi sorpresa fue que el bajo sonaba de puta madre, tenía un tacto tan bueno como cualquier otro y no pesaba ni la mitad que uno normal. Además, era muy cómodo para los ensayos, pues se transporta muy bien y cabe en cualquier maletero (cosa que no ocurre con la mayoría de los bajos normales. Te puedes tirar horas con él colgado y no te cansas.
Bueno, cuando digo que nunca me había gustado ningún heasdless miento. Sí había un headless que me gustaba: el Westone Quantum de SKL (si lo tenía SKL como bajo principal no podía ser malo). Encima era Westone (yo soy con Westone como Sugata con Stagg), y estéticamente me parecía muy molón con esas formas rectas, asimétricas y cuasi cubistas y con un cierto toque toque 'galáctico', algo así como el bajo de Dar Vader. El Quntum tiene un punto macarra ochentero que definitivamente me gusta.

Pues bien, a las pocas semanas de pillar el Cort (con el que estaba muy contento), vi en guitarristas. info que vendían un Quantum a buen precio. El problema es que ,ya por las fotos del anuncio, se veía que estaba muuuuy currado. Le consulté a SKL, pues tenía la idea de que ese mismo bajo había pasado por sus manos y él había descartado comprarlo. Efectivamente SKL lo estuvo probando y no lo pilló, pues lo veía demasiado deteriorado (sobre todo, comparado con el suyo que debe estar impecable). Él, además de darme todo tipo de información con la amabilidad que le caracteriza (gracias maestro), me desaconsejó comprarlo; pero como ya todos sabemos lo que es el puto GAS, decidí hacer caso omiso a su sensato consejo, vendí el Cort a un compi del foro y me tiré de cabeza a por él.
Cuando llegó me llevé una grata sorpresa, pues aunque se le veía currado de cojones, con miles de horas de vuelo encima, a nivel funcional estaba todo bien, salvo la cejuela que estaba partida. Eso sí tenía oxido y mierda acumulados desde los años 80. Al final lo desmonté pieza a pieza hasta el último tornillo, lo limpie a fondo y lo volví a montar, restaurando ligeramente; pero sin intentar eliminar las abundantes marcas de uso que tiene, que en mi opinión le dan carácter. No he cambiado nada. Está todo original, incluida la cejuela de grafito (típica de Westone), partida; que, como veréis, está en dos trozos: uno pequeño para la primera cuerda y otro más grande para los tres restantes. Pensé que esta cejuela en dos cachos sería una chapucilla para salir del paso, hasta que le encontrará una cejuela adecuada; pero resulta que tal cual está hace su función perfectamente y le da un punto friky que me mola. Creo que se va a quedar así.
Sólo falta personalizarle con algún detalle estético. Así, tan viejuno y currado, quiero que tenga un aspecto de headless punk. Le pondré pegatinas, letras o algo así, por supuesto todo en plan reversible. Subiré fotos cuando lo tenga terminado del todo. Cuando tenga un rato publicaré en la sección de luthería un post con el proceso de restauración, por si a alguien le interesa.
PD. Los inlays de colorines no obedecen a ningún tipo de marikonismo. Tienen su explicación. All ser adhesivos, los retiraré cuando ya no los necesite; porque así, en vez de un bajo malote y feroz , parece el bajo de La Señorita Pepis.
