
El punto de partida fue la base de un tronco seco y muy viejo de enebro y el ápice de otro enebro seco más joven, ambos encontrados en mis paseos por el monte. La idea era hacer una especie de ‘escultura que sonase’ en forma de bajo fretless de tres cuerdas de electrónica básica y con aspecto brutalmente primitivo, como su propio nombre indica. El tema de las tres cuerdas es que siempre he tenido la neura de tener un bajo con tres cuerdas (para lo que yo toco con tres me vale), pero aunque sé que existen (Tony Levin tocaba uno), no se comercializan fácilmente.
Desde siempre he tenido la idea de que cuando me jubilara (circunstancia cada vez más cercana), me gustaría intentar el tema de la escultura en madera (me gusta mucho trabajar ese material), y ésta era una forma de aunar ese anhelo con mi afición musical. No pretendía en modo alguno hacer un bajaco. Me conformaba con que sonara, que fuera mínimamente tocable y que no fuera un leño hiper pesado; pero al final, pese a ser mi primera experiencia como constructor, el resultado ha sido mejor de lo esperado. Me ha llevado mucho curro, pero curro gustoso y divertido y creo que ha merecido la pena.
El bajo te puede gustar o no, pero estéticamente creo que es un puntazo y es desde luego es un bajo singular (yo diría que único). No he visto ningún bajo parecido por ningún lado. Y es mucho más ligero, agradable al tacto y tocable de lo que pudiera parecer. El sonido no es muy allá, pero es que la electrónica es el mecanismo de un chupete: una única pastilla que tenía por casa de la prestigiosa marca ‘Nisu’, un Jack hembra y a correr. Además, lo tengo encordado con cuerdas de desecho de las que no tiro porque mi complejo de Diógenes me lo impide. Quizá con cuerdas decentes y una buena pastilla a lo mejor suena bien itó. Lo que si tiene es un sustain acojonante pues el mástil es neck through y las cuerdas atraviesan el mazacote del cuerpo. La acción es aceptable para ser un fretless.
Una de sus particularidades es que la pastilla tipo jazz bass está por encima de las cuerdas en posición invertida, cubierta por un cubre pastillas de hueso de vaca, material del que están hechos también el puente, el cubre puente y el presionador de las cuerdas de la pala, que hace además de guía para posicionar las cuerdas desde las clavijas al traste cero.
Bueno, ahí van unas foticos del bicho. En unos días subiré un post en la sección de Lutheria del foro con fotos y explicación de la construcción del bajo Piocapiedra, que por sus características ha sido un proceso bastante particular.
Pd. Señalar que he contado una vez más con la inestimable ayuda de Maese Contrabajo, que me ha asesorado como tantas y tantas veces.

















