bueno, voy a soltar mi chapa...
En algunos aspectos disiento, no en el fondo o el fin del asunto, que es que el rock y la música están jodidos a nivel industria y que en España no hay cultura musical. Disiento en cómo enfocamos las cosas desde nuestro pequeño (o gran) mundo de músicos aficionados.
Por un lado, no sabemos distinguir entre músicos profesionales, semi-pros, amateurs... y cuál es el sitio de cada uno. Este problema viene dado además porque las líneas de separación son discontínuas entre ambos lados, sumado a la falta de cultura musical y poco atractivo de los pequeños conciertos (porque los grandes, queridos míos, se petan...). No hay música de base en la cultura del español medio, y mucho menos gusto por la música en directo o apreciación de la misma.
Esto nos sitúa en dos puntos críticos:
1) gente que quiere tocar, porque le gusta, porque es su afición; y además quiere tocar en sitios "de puta madre", que por lo general son salas de conciertos (pubs con escenario en la amyoría de los casos). Queremos tocar en salas, porque no concebimos que pueda haber otra cosa, es lo que conocemos, es dónde hemos visto a otros tocar, y donde se reduce nuestro campo de acción. Nos da igual que el sitio sea un negocio, nos da igual que tengamos o llevemos público, queremos cobrar y que nos dignifiquen, aunque lo mismo no ofrecemos algo valioso en realidad. Pero por lo general los músicos nos valoramos bastante bien a nostros mismos, eso sí, en B, que nada de declarar, porque queremos ganar dinero por lo que hacemos, pero es una afición, nada profesional, y no vamos a declarar...
2) salas para tocar a las que les importa una mierda la música, son solo y exclusivamente un negocio. Saben que grupos de parguelas que se mueren por tocar los hay por todas partes, y que si traen a sus colegas algo sacan. Pero si encima les puedes cobrar un alquiler para ganar más, mejor, y les da igual la calidad de lo que programan, y les da igual fidelizar clientela, por tanto, ni promueven ni anuncian los conciertos que hay en su negocio. Pagan sus impuestos (menos lo de los músicos claro... pero bueno ellos tampoco suelen querer pagarlos), y abrir su negocio les supone un gasto. Por supuesto, en un día de concierto no se puede palmar pasta, que palme el grupo que viene en todo caso, que para eso quieren tocar.
Estos dos puntos son los extremos y estereotipados. Entre esos dos casos, hay un millón de grises. Por tanto, decir que las salas roban por cobrar alquiler me parece culpabilizar de todo a una parte. Tampoco creo que sea justo decir que los conciertos no son rentables, así taxativamente al 100%; o que los grupos estatales y locales no tienen calidad suficiente.
Aunque sí que creo que hoy por hoy, llevar una pequeña sala de conciertos es mal negocio, sobre todo en según qué ciudades. Abrir un bar "de noche" es una fritura a impuestos, y el riesgo de que pasado mañana cambie una normativa y te toque remodelar medio local, o que la semana que viene cambie el concejal, y te empiecen a putear... Ser 100% legal no sale a cuenta. Cuando abres un negocio no eres una ONG, y no hablo en plan empresario, hablo como si fuese un autónomo, o sea, un currela a cuenta propia. Tienes dos opciones, volverte loco, buscando grupos de calidad, programando en concidiciones, escuchando cada maqueta o grabación que te manden, promocionando cada concierto para que la gente sepa que estás ahí y que los grupos que traes molan; o bien puedes decir aquí mi sala aquí mi fusil, te cobro alquiler y mierda pa ti. De ambas formas ganas dinero. Con la primera forma, el 90% de los que por aquí escribimos no tocaríamos en directo en la vida... así de claro. Pero sería la ética, y la profesional, y la que demuestra amor por la música. Entonces... dónde tocamos los grupos novatos, malos y buenos, pero que no vamos a llevar un público a la sala porque no nos conoce nadie y la música, en general, no es reclamo para que la gente mueva el culo del sofá y entre en un bar?
Por suerte, empieza a haber espacios alternativos, empiezan a verse asociaciones culturales, centros sociales, y otros sitios que consiguen que se programen conciertos de forma más o menos no lucrativa. Pero claro, muchos de estos sitios tampoco pagan... fuck, y tampoco molan tanto como un bar de noche... fuck... entonces, qué hago? a dónde voy con mi grupo que casi no le gusta ni a mis amigos, a dónde que me paguen y que mole?
Ahora tras las generalizaciones y la opinión conceptual del panorama, os cuento mi opinión basada en mi experiencia. He tocado en muchos sitios diferentes: salas pequeñas y bares que cobran y que no, que pagan o que te dan la taquilla; he tocado en algún concurso; en pueblos en todo tipo de condiciones espaciales, auditivas y monetarias, en centros sociales (sean autogestionados u ocupados), en asociaciones culturales, en eventos solidarios... Y el resumen es que no existe la fórmula definitiva, simplemente hay gente que hace las cosas bien y gente que las hace mal, en todas las diferentes combinaciones de condiciones, sin excepción. Hay okupas que quieren pegarse un fiestón a tu costa, sin ánimo de lucro, pero sin ánimo de nada más que la fiesta. También he pagado alquileres en salas, moderados, donde el trato ha sido bueno, y me han estado viendo personas porque tocaba en esa sala, porque no eran colegas de nadie, y encima, después de pagar al técnico y el alquiler (moderados, repito), hemos sacado más pasta para dos bandas, que en muchos sitios gratis o a "caché" de banda amateur, o sea sacar mñás de 200€ para cada banda
El problema no son las salas. El problema está en no buscar nuestro sitio, en no pelear las concidiciones, en no crear condiciones, si no esperar a que nos vengan dadas. Desde hace unos años en Ávila, como no había cosas, las hemos ido "creando", no hemos esperado más a que un ayuntamiento/empresa/mecenas haga algo que cumpla con todo lo que queremos, sino que hemos puesto en común lo que queremos, y hemos buscado la vía para hacerlo. Esa es una salida, de muchas, pero cuesta mucho trabajo. El mismo trabajo que le cuesta a un dueño de sala programar con criterio. El mismo trabajo que cuesta mantener una banda y sacarla adelante.