Salud!
Bueno, ya volvimos de Valencia, menuda paliza (salimos de Madrid a las 10 de la mañana y entré por la puerta a las 7 de la madrugada, después de chuparme de conductor la ida y la vuelta.
Valencia nos volvió a derrotar, para qué engañarnos.
El mismo sitio de sonido imposible (con eso ya contábamos), pero con un técnico de sonido y un equipo que no se lo deseo ni a David Bustamante. Llevamos todo nuestro equipo de PA para hacer de monitorización interna, y yo aparte llevaba otro subequipo para enchufarme la batería en la oreja. Para empezar, montar todo eso corriendo fue un follón bastante interesante que hay que tener en cuenta. Luego, el de la mesa era incapaz de mandar suficiente batería a los monitores de dentro, con lo que mis tres compis no la escuchaban. Luego, la guitarra era inaudible dentro y fuera decían que sonaba demasiado, con lo cual el guitarra tocó todo el bolo más o menos "sordo". El teclado, al revés, dentro estaba insoportable pero si lo bajaba, fuera no se oía. Y el retumbar ese inmenso de la Fira de Valencia. Igual que me pasó a mí en Valencia I, que les pedía que cortáramos el bolo y nos bajáramos para no sufrir más, esta vez le pasó al teclas, que no oía ni la batería ni la guitarra ni el bajo, solo el teclado y un poco de voz. Acabamos acortando porque era insoportable. Por si fuera poco, justo al final de la de Bakemonogatari, una canción que nos cuesta tocar bien por motivos diversos y que estaba sonando cojonuda, nuestro equipo de PA se puso a chisporrotear y tuvimos que dejar de tocar. Según el guitarra, era por sobrecalentamiento, pero no lo entiendo, llevábamos media hora y en los ensayos aguanta horas y horas. En fin, los gremlins valencianos, donde falla lo que no ha fallado nunca hasta ahora.
En resumen, un desastre bastante similar al de Valencia I. El de la organización nos dijo que en Valencia no tienen masa friki crítica y no tienen presupuesto de sonido (ok), mientras que en Madrid hay tres escenarios para Cosplay, conciertos y demás. Vale, pues llévanos al de Madrid, hijoputa.

(probablemente toquemos).
Respecto a mi equipo... pues bastante bien, más o menos. Al final se fue apuntando gente a los coches y, cuando nos quisimos dar cuenta, el ampli de bajo no cabía, pero daba igual porque en teoría yo iba por cascos y salía por PA. Pero me acojonó bastante, por la experiencia previa. Me llevé el cabezal por si acaso pero no lo usé, tiré de la DI de la pedalera y a correr. El sistema de cascos funciona muy bien, la verdad, en cuanto le pueda adosar el inalámbrico puede ser la hostia. Tiene un problema, y es que el nivel de ruido en el escenario te obliga a darle mucha caña y cualquier prueba previa te la manda a la mierda, pero bueno. Y otro problema es que tuve que ponerme la mesa de PA cerca y todos los cables pasaban por mi puesto, y como hubo que montar a la carrera tenía un follón a los pies del cagarse, y con los cascos me jugaba malas pasadas, con tirones del cable y demás. Lo de ajustar el cable de los cascos es otra que da para un tratado en varios volúmenes. Se engancha en la correa del bajo y tira. Si te mueves, se engancha más, por mucho cable que le des. Si no enganchas en la correa del bajo, tira de abajo y se te sale de las orejas sudadas (y mira que compré cascos nuevos para que apretaran bien, una mierda). Creo que lo suyo es pillar el cable con un clip a la ropa por encima de la correa del bajo. (todo lo anterior es un follón incomprensible, probablemente, pero me sirve para acordarme dentro de seis meses de los problemas que hubo).
La pedalera, en su primer concierto, se portó como una campeona.
En resumen, fatal otra vez, aunque yo salí contento. Más o menos. O al menos no suicida, como la primera vez. En aquella ocasión pagamos la novatada al suponer que habría monitorización y la cagamos, y encima estaban Llui, Garroff y Navan, y no sabía dónde esconderme. Valencia II también fue una puta mierda, pero al menos no había arrastrado a nadie y el grupo ya no podía hacer más, habíamos hecho todo lo posible para resolver los problemas de la otra vez. Pude tocar con batería y al menos sales sabiendo que has hecho tu trabajo. Y fuera, al parecer, sonaba más o menos bien.
Hemos decidido desterrar los trajes, no sé qué nos pondremos ahora. Yo llevaba ya tiempo descontento con ellos y al final me han dado la razón.
No sabemos para dónde vamos a tirar. ¿Pasamos de salones, donde el sonido va a ser invariablemente horrible (salvo quizá Madrid y BCN, al tener escenarios dedicados)? Ya veremos.
Además, se acercan posibles turbulencias que no conviene dejar por escrito. Mmm.
La fascinación que ejercen los japoneses en algunos de mi grupo es perturbadora.
No vuelvo a pegarme una paliza así para tocar en un sitio incapaz de garantizar un sonido que, al menos, funcione.
La vida sabe tocar las pelotas muy bien. Le gusta vernos dando vueltas en la noria.
Esta nos la hizo el bajista de Mizu, un grupo de J-Rock de Barcelona. La cinta al pelo es cojonuda para el sudor. Acabó empapada. A mis pies tengo la pedalera. A mi derecha, la mesa de PA del grupo y el Samson para los cascos:
Esta, de miniturismo por Valencia. Me gusta mucho el centro histórico, la lonja, la catedral. Sorprende la cantidad de librerías que hay, en comparación con Madrid. Esta vez no subimos al Micalet o Miquelet, no sé cómo es:
Falleras (por cierto, pasamos por una estatua de la cabeza de una fallera que era para hacer una pira con Rita Barberá dentro):
El espacio infinito detrás del escenario. Imaginad todo ese volumen retumbando cuando al final encuentra la pared y rebota:
Nuestro servicio de seguridad, vigilando el camerino:
El coche del guitarra. A mí me tocó llevar a la tropa:
De lo poco bueno del día, el mejor restaurante japonés que hemos probado en España. Veníamos todos con él en la cabeza y pensar en la cena post-bolo es lo que nos dio fuerzas en los peores momentos:
La cabrona de Nechan, que se pasó todo el viaje de vuelta durmiendo como una bendita:
Fase reflexión vital ON.